El sobrepensamiento o ruido mental

07.11.2023

Los pensamientos son la parte más íntima que tenemos cada uno de nosotros, y, por ello, nos condicionan a la hora de actuar. Al cabo del día, miles de ideas se nos pasan por la mente, y según varios estudios, el 94% de los pensamientos que tenemos a diario se repiten, siendo el 80% de ellos negativos y, en muchas ocasiones, corresponden a situaciones pasadas.

A medida que avanzamos en nuestra vida, hemos ido acumulando percepciones sobre el mundo, las personas y nosotros mismos. Sin embargo, este proceso de registro no ha sido preciso, sino que ha estado influenciado por nuestras impresiones momentáneas. Muchos de estos registros se han visto distorsionados por las lentes o filtros a través de los cuales hemos mirado la realidad.

Nuestra manera de percibir está estrechamente relacionada con nuestras experiencias a lo largo de la vida, incluido el aprendizaje que hemos recibido en nuestro hogar, en la escuela y en nuestro entorno cercano. Al analizar estos registros, nos damos cuenta de que son precisamente esos pensamientos distorsionados los que generan nuestras emociones negativas.

Por lo general, tendemos a responsabilizarnos de todos los problemas o preocupaciones que nos pasan, sin entrar a valorar si realmente dependen de nosotros o no.

A veces, cuando no depende de nosotros, es normal que la situación cambie. Todo ello, nos lleva a sobre pensar sobre la situación y a sentir mucho malestar.

Por ello, es necesario saber diferenciar qué pensamientos se adaptan a la realidad y cuáles de ellos funcionan de una manera desadaptativa, distorsionada y negativa. Estos últimos sería lo que llamamos ruido mental.

El ruido mental, en términos generales, se refiere a la presencia de pensamientos no deseados, distracciones, preocupaciones o inquietudes que ocupan la mente y dificultan la concentración y el enfoque en una tarea o situación particular. Es como si hubiera una especie de "ruido" en la mente que interfiere con la claridad y la calma.

Puede manifestarse de diversas formas, como:

  • Preocupaciones constantes sobre el pasado o el futuro.
  • Pensamientos recurrentes sobre problemas o situaciones estresantes.
  • Autocríticas negativas y juicios hacia uno mismo.
  • Rumiar o dar vueltas a un problema sin llegar a una solución.
  • Dificultad para concentrarse debido a la presencia de pensamientos dispersos.
  • Inseguridades y ansiedad acerca de eventos próximos.

Este fenómeno puede afectar negativamente la toma de decisiones, la productividad y el bienestar emocional. A menudo, el ruido mental puede ser resultado de una mente sobrecargada, falta de atención plena (mindfulness) o situaciones estresantes en la vida.

En busca de reducir el ruido mental, algunas personas practican técnicas de relajación, meditación o mindfulness para aprender a calmar la mente y enfocar sus pensamientos de manera más constructiva y positiva. También es útil identificar las fuentes de estrés o preocupaciones y buscar formas de abordarlos de manera adecuada. Cada individuo puede encontrar métodos y enfoques que funcionen mejor para su situación particular.

Patricia Cano García
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